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lunes, 19 de agosto de 2013

Creo que es la vez número mil que retomo la idea de tener que olvidarte, seguir mi camino, eliminarte de mi celular para no hablarte, tomar otro camino y no dirigirme hacia el lado donde tu te marchas, intentar que te duela no tenerme, que ya no dependo de ti y mucho menos de tus besos.
No lo veo muy estable lo que me propongo, llego hasta cierto punto donde me rindo, caigo y tengo que volver a empezar todo de nuevo y cada vez cuesta aún más.
Siempre hay algo que me motiva a seguir adelante, a esforzarme aún cada vez más a conseguir lo que quiero, pero también esta ese algo que hace que todo se desmorone cada vez que las cosas van marchando dentro de todo bien.
Me preocupa su felicidad más que la mía, me preocupa su estado de ánimo más que el mío y si en algún momento se me cruza la idea de escapar contigo le pediré a mi cabeza que lo sueñe en la noche para no tener que sufrir tanto con la realidad en la que vivo.
Y me cuesta verte a los ojos y no sonreír al hacerlo, tu provocas todos mis cambios de humor y por alguna razón quiero acostumbrarme a ti y a esas cosas que provocas en mi.
Quisiera saber por que los momentos buenos contigo duran tan poco, desearía que sean eternos y no tener que preocuparme constantemente en que en algún momento pasara algo que me hará poner débil de nuevo.
Quien hubiera imaginado que te iba a querer, ni yo logro entender lo importante que llegaste a ser. Por qué no es sólo una la canción que se trata de ti, todas las que escucho, todas y cada una de ellas, se tratan de ti, te recuerdan como algo bonito, como algo que ella no quiere dejar ir pero el destino insiste en que el todavía debe darse cuenta de lo que el aún no llega a ver, ciego y torpe, alto y con sus ojos celeste, lo describe ella como su príncipe de ensueños

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